lunes, 9 de julio de 2012

Ira, como una olla a presión

¡Buenas mis niños! Empezamos una semana llena de buenas vibraciones, así que vamos a aprender a ser mejores personas. Hoy os traigo un tema interesante, como todos ¿no? 


La rabia y la ira son temas que han aparecido en repetidas ocasiones en nuestras vidas. 
En ocasiones, nuestra cabeza es como una olla a presión, los conflictos hacen subir la temperatura y las emociones empiezan a hervir. Si no existe ninguna válvula de escape, la presión continua aumentando, y existe el peligro de que termine explotando. Cuando una olla explota, arrasa con todo a su paso, parece que no exista nada que pueda parar esa fuerza, ni siquiera nosotros mismos.

Después de la explosión, no queda nada, el terrero se ha quedado vació. Nuestra ira es igual, arrasa con todo. 

La pregunta es obvia ¿qué podemos hacer cuando estamos enfadados? Quizás sea fácil de responder ahora, en un estado de calma. Pero en esos momentos, es prácticamente imposible poder pensar con claridad. Nos convertimos en seres irracionales capaces de destruir cualquier cosa que se nos cruce. De todas formas os voy a dar unos pequeños consejos y hay que intentarlo al menos ¿vale?


Identificar que sentimos una emoción que viene de dentro. Relativizar, alejándonos de la emoción y dejando que se enfrié. Frenar, poniendo nuestras emociones en cuarentena. 

La ira es la pérdida del control, es la impulsividad llevada al máximo extremo. Es una emoción natural que normalmente experimentamos cuando nos sentimos una amenaza hacia nuestro ser, nuestros derechos y nuestra dignidad. La ira es un sentimiento negativo reactivo, normalmente fruto de una acumulación de pequeños enfados que no han salido rodeados de indignación ante la situación. 

La ira es como un cubo de agua sucia. Cuando nos enfadamos, tiramos este cubo sobre la persona que nos ha hecho enfadar y lo dejamos hecho un asco. Así es imposible resolver ninguna situación, y la agresividad en lugar de disminuir, aumenta aún más. Para dejar de estar dominados por esta agua sucia llamada ira, el primer paso, como ya he dicho, es identificarla, saber que está ahí. 

No suele ser bueno reprimir ninguna emoción, entre ellas la ira, pero si que es necesario aprender a identificarlas y regularlas; cuando la ira estalla, no trae consecuencias positivas para nadie siempre todos pierden la batalla contra esta. 

"La ira nunca está faltada de razón, pero raramente tendrá un buen motivo"

Lo más importante para combatir la ira es tener paciencia y proporcionar tiempo para observar al otro antes de contestar. Muchas veces, la ira va acompañada de mucho movimiento corporal, hecho que consigue provocar a las personas de nuestro alrededor. Por ello, es necesario calmar esta agitación respirando profundamente, así podremos dejar un espacio para el pensamiento y la razón, sin ellos, no podemos elaborar qué ha ocurrido y cómo debemos actuar.


Estar enfadado es como coger una brasa y tirarla contra tu "enemigo"; al final, eres tú el que se quema.

La asertividad es un instrumento fundamental, ya que nos permite decir aquello que pensamos y sentimos de forma directa, pero al mismo tiempo respetuosa. Si estamos indignados ante una situación, debemos comunicarlo, eso sí, siempre desde el autocontrol y la razón. Dejar estallar la ira no nos ayuda ni a nosotros, ni a las personas que tenemos alrededor. Así pues, siempre tenemos que pensar aquello que queremos decir, este es el pilar fundamental de la asertividad.
Quien domina su propia cólera, domina a su propio enemigo.


Es importante mostrar nuestro enfado, no debemos esconderlo, pero aún más importante es saberlo expresar de forma racional, de no ser así, difícilmente llegaremos a un entendimiento.

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