viernes, 6 de julio de 2012

Llorar una ruptura

¡Muy buenas tardes! al final me estoy viendo escribiendo todos los días aquí, pero me gusta, así que comencemos el artículo de hoy. 


Como bien dice el título, hablaremos de las rupturas de pareja.


Una ruptura implica una pérdida, y como cualquier pérdida significativa, necesita ser elaborada; el proceso de duelo es justamente la elaboración de esa pérdida. Una pérdida de algo que consideramos que es valioso y únnico. 
Si al perder algo, permanecemos indiferentes es que para uno, aquello no valía la pena, es obvio ¿no? 
La pérdida de la pareja genera una crisis emocional. Se suele manifestar en llanto compulsivo, perturbación del sueño, dificultad para concentrarse e incluso la desesperación, y a partir de esta puede abrirse una puerta para la depresión, o al comienzo de un estado bajo anímico que impide tomar decisiones importantes en tu vida. 


Impacto emocional
El impacto emocional que provoca una ruptura, es una reacción natural de conmoción profunda, donde hay un aturdimiento, sentimientos de incredulidad e irrealidad. Los primeros días de una ruptura suelen ser confusos. La persona afectada no se entiende a si misma, no sabe cómo ha llegado a esa situación y siente que no tiene control en su propia vida. El aturdimiento y los sentimiento de irrealidad hacen que la persona tenga la sensación de ver su vida desde fuera, como si fuera un mero espectador. 


Negación
Tras una semana de la ruptura, aparece la negación. La impresión que produce la pérdida de tu pareja ves tan grande que tu equilibrio psíquico no lo puede aceptar y por ello se niega a sí misma la ruptura total como mecanismo de defensa. La idea de que no volveréis a estar juntos está presente continuamente, y este autoengaño fruto de un "bloqueo de la realidad", es el que, aparentemente, le permite tirar hacia delante. 



Reacción defensiva
Ante el dolor tan fuerte que provoca la nueva situación, el organismo reacciona con mecanismos de defensa tales como el enfado, una rebelión contra todos los hombres/mujeres que pisan el universo. Pueden verse dolores de cabeza y estómago.




Sentimiento de culpa

Intentas explicarte qué pasó, por alguna razón te sientes responsable de la ruptura y de los problemas vividos, así como discusiones originadas. El sentimiento de culpa la persigue durante los siguientes meses. 



Victima
Tras ese sentimiento de culpa, los papeles cambian, ahora tu condición es la de víctima a la gente, te vuelves protestón/a. Protestas por todo aquel inconformismo que aturde a su persona, y por todos aquellos sentimientos que no te permiten descansar y pensar con claridad.




Aceptación
Van pasando los meses y vuelves a creer en ti mismo/a y a recuperar la fe. Ahora deja de separar, excluir, controlar y fijar, para unir, incluir, admitir y fluir. En esta etapa, te sentirás sola pero a su vez experimentarás alivio y tranquilidad. Este alivio está caracterizado por quitarte de encima parte de la gran carga que durante tantos meses ha soportado. Sensación de libertad.

Adaptación
Por último, aceptando la pérdida y es entonces cuando entras en el momento de adaptación y reintegración. La reintegración a su mundo, ocurre lentamente. Es entonces cuando empiezas a conectar de nuevo con tus sentimientos. Para esta fase es crucial la presencia de tu familia y amigos, para ti, todos ellos son grandes consejeros que le dan soporta y ayuda. 


El duelo es un proceso, y como todo proceso debe elaborarse. Cerrar las puertas a este proceso, no permitir que fluya con normalidad, ocultar su seguimiento, negar su existencia... puede atrapar al individuo en una de sus fases e impedir exteriorizar de forma sana y saludable el dolor provocado por la ruptura. Por ello, debemos permitirnos sentir las emociones, ya sean agradables o dolorosas, y sobretodo, debemos permitirnos llorar siempre que lo necesitemos

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